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miércoles, 17 de agosto de 2011










CAMPO DE CONCENTRACION BOU ARFA Nº:14.

-1- MAPA DE SITUACION










-2- CARACTERISTICAS DEL CAMPO.

Bou Arfa, campo de concentración disciplinario en Marruecos, cerca de la frontera Argelina. Se sitúa en la meseta de Rekkam, al noroeste del Oasis Marroquí de Figuig. Al norte de Colomb-Bechar. Este campo recibía el 4º grupo de trabajadores extranjeros ( G.T.E).Su emplazamiento se debía a la cercanía de la Mina de manganeso y del ferrocarril denominado “Transahariano o Mediteranee-Niger “.

En 1942 Bou Arfa contaba 800 prisioneros. Las condiciones de vida eran crueles

con falta de higiene. Se trabajaba 10 horas por día y a veces los domingos y días festivos. El campo estaba vigilado p

or guardias árabes. La comida era insuficiente y mala. Un litro de agua por día y por persona. Cuando llovía los hombres preferían estar al exterior, permaneciendo de pie, siendo que el interior estaba inundado.

El trabajo era 4 veces superior al de los árabes, que después de su 1ª o 2º paga desertaban. Se picaba la piedra. En el día, el sol era ardiente y mortal, la noche la temperatura bajaba a -10º.

Se impartían varios tipos de castigos: Paliza con palos, atado a un poste durante todo el día sin nada en la cabeza, La Jaula, donde se confinaba una persona en una caja de 1,80m y solo accesible por un costado, el Suplicio de la tumba donde se acostaba la persona en una fosa de 1,80m x 0,60m a ras del suelo durante 8 días.

TESTIMONIO DE RICHARD RODRIGUEZ- sobre su padre .D. Sinforiano RODRIGUEZ

Un día, una ley de Daladier, dijo que los Rojos (los Rojos) eran "un peligro" para el pueblo! Convocó en los cuarteles de Chateau Neuf en Orán, a los republicanos españoles que pensaron que serían alistados en la Resistencia.
En su lugar, los pusieron en vagones de ganado (donde no podían sentarse porque estaban muy apretados) y fueron transportados a Relizane. Desde allí, los llevaron en camiones a Bou Arfa en el desierto.
Odras capitán (o Audras) que mandaba el campamento, era un legionario casado con una Sevillana. A la llegada de los españoles, dijo: "
Como puede ver, este campo no está rodeado de alambre de púas, el que quiere escaparse, el desierto se hará cargo de él."

Posteriormente, muchos han tratado de escarparse, nunca llegaron a su destino, o el desierto se lo trago, o los saharauis …..
Este campamento, como se ve en las fotos, se hizo de tiendas de campaña p
ara 8 o 10 personas. Los que tenían una profesión fueron a un taller artesanal para la reparación de equipos. Los otros a pala y pico –hacer la ruta Trans-Sahariana (ferrocarril Transahariano).
Cada vez que había una tormenta de arena, se debía empezar de nuevo todo el tra
bajo.
Para el almuerzo, los españoles tienen derecho a una lata de sardinas para cinco personas, el quinto debía mojar el pan en aceite. El pan era de diez a quince días, du
ro y en el interior verde, que era necesario quitar el cuchillo.
Tenían derec
ho a dos litros de agua por día para beber y lavarse. Más tarde, cavaron una fosa donde encontraron agua. Incluso hizo una ducha. Las comidas se hacían de garbanzos o habas. Las bolsas se vierte en la olla sin orden, con un tazón quitaron la paja que flotaba so

bre el agua, las piedras estaban en el fondo.
Para una mejor comida, mi padre y algunos amigos, intercambiados con los beduinos, que siempre estaban alrededor del campamento, huevos y dátiles .Así pudieron aguantar cuatro años, pero muchos de ellos, no pudieron resistir. Ellos están enterrados en la arena.
Mi padre llegó al campamento con 75 kg, y salió con 45 kg.
Los españoles todos fueron puestos en libertad al final de la guerra cuando los norteamericanos entraron en Argelia.


He aquí un resumen de lo que puedo decir acerca de este campo de concentración en Argelia, que no hay archivo.


Mi padre po
dría decir más, pero lamentablemente murió en 1996.”


Testimonio de Julián Giner en el libro de “Por tierras de Moros – El exilio

español en el Magreb “de J. Muñoz Congost.

Me toco a mí la Doce Compañía de fue la última en salir de Boghari, con destino a Bou Arfa.

Cuando llegamos allá, faltaban ya bastantes de los expedicionarios, que se habían ido quedando en las estaciones, a pesar de la estrecha vigilancia a la que fuimos sometidos.

El tiempo, como de invierno, malísimo. En Bou Arfa, el viento azotaba, que daba gusto. No se comía sin ver el plato lleno de arena.

No nos falto la nieve, aun y estando en el desierto. Y dentro de las tiendas a pesar de cerrarlo todo, el viento se paseaba como Pedro por su casa.

A pesar de la insistencia con que los militares franceses repetían sus invitaciones al regreso a España o enganche en la Legión, fueron muy pocos los que picaron en tan burdos anzuelos.

Y ya en plan de trabajo. Un pico, una pala y una carretilla para dos hombres. Picar, palear y subir la tierra a los terraplenes.

Me negué a trabajar, y fui castigado con celda.

Al salir de ella, y en presencia del Capitán le explique que era carpintero y como tal trabajaría si me lo pedía. Pero no como bestia de carga.

Me pusieron a reparar mangos de picos y palas, a arreglar carretillas, para pa

sar después a otros trabajos de carpintería.

Entre ellos, la fabricación la fabricación de una cama para el Capitán, trabajos que tuve que hacer en Colomb Bechar, donde los talleres disponían de las maquinas necesarias.

Gracias a ese servicio, el Capitán me concedió un permiso para ir a Casablanca a ver a mi familia, después de prometerle que volvería.

Así llego mi primera salida hacia la vida civilizada.

Vi en Casablanca que no había manera ninguna de arreglarme la documentación y obtener la autorización de residencia. Pesaba mucho el medio a los alemanes.

Y como eran bastantes los refugiados que en aquella ciudad se encontraban al margen de la legalidad administrativa, opte por hacer como ellos.

Y me quede

Así viví varios meses, hasta que cierto día la policía dio conmigo y me devolvieron a Bou Arfa.

Estaba decidido a no perderme por aquellos lugares.

Bou Arfa, me vi enjaulado, con otros compañeros de desventuras, en el cuadrilátero de alambradas, en espera de ser trasladado a la disciplinaria, a menos de que prometiera, como se me solicito, no volver a escarparme, en cuyo caso me devolverían a la compañía como carpintero.

Dentro del cuadrilátero, me las arregle con una compañero para que distrajera al senegalés de guardia, intentando venderle una camisa mía.

Así pude saltar las alambradas y salir escapado de Bou Arfa.

En la estación, fui cogido por varios compañeros que allí trabajaban; me dieron de comer, me escondieron y facilitaron cama donde dormí hasta la tres de la madrugada, hora que pasaba un mercancías.

Salía entonces a los andenes, vestido con el azul de los ferroviarios y con un farol en la mano.

Y cuando la oportunidad se presento, rápidamente me instalaron sobre unas planchas acondicionadas debajo de un vagón cisterna…

Me dieron un pan con sardinas…. Y a la aventura.

Catorce horas debajo de aquella cisterna sin poder moverme. Cada sacudida me dolía en todo el cuerpo. Hoy, al recordarlo, no lo creo.

Llego aquel tren a Uxda ( Oudja) por la tarde, pero hubo que esperar la noche para salir del escondite.

Fui a ver al compañero S. al que me habían recomendado, y este se encargo de obtener el billete con el que pude viajar hasta Casablanca.

Poco duro mi estancia en la capital marroquí. Caí, con otros en una redada de la policía.

Otra vez a Bou Arfa, pasando por una cárcel a otra.

Entre Fez y Uxda, pedí al sargento senegalés que nos conducía si podía compararnos un poco de pan y de tabaco.

Al decirnos que si, le dimos cien francos, que perdimos aun estamos esperando aquel sinvergüenza.

Se lo conté al gendarme que nos cogió a su turno, y me respondió simplemente que n

o era la primera vez que esto ocurría.

Simpatice con él. Me confesó que no comprendía como teniendo familia, profesión y posibilidades de trabajo en Casablanca, las autoridades se empeñaban en devolverme al desierto.

Al llegar a Bou Arfa, me pregunto por mis intenciones.

-Escarparme esta misma noche, le dije.

-Si lo consigues- me contesto- te convido en Uxda.

Y antes de entregarme, me advierto que había oído que los soldados argelinos tenían orden de disparar, si había intento de evasión.

De nuevo salte las alambradas.

Me escondieron esta vez los compañeros en una barraca cuyo granero habían acondicionado al respecto, en la parada para hacer aguas, al lado de la estación.

Aquella noche misma salí para Uxda.

Me presente al gendarme como convenido y cumpliendo su palabra me invito a cenar. Me advirtió que dejase pasar la tormenta y esperase varios días antes de salir de Uxda.

En una casa de campo donde me llevo el compañero S. “ Mister Dolar “ co

mo habíamos de llamarle más tarde , pase esos siete días.

Y otra vez a

Casablanca, en la libertad clandestina.

Otra “ razzia “ y a Bou Arfa. Pero esta vez me llevaron directamente

Y convine con otros dos compañeros que trabajaban en la construcción de un pozo, día y hora de nueva evasión.

Y ellos desde el pozo y yo desde la cocina, nos escapamos. Una vez más.

Cayeron ellos por Kednaza y yo Bou Arfa y de allí a Casablanca.

Los aliados desembarcan.

-3- FOTOS

-1-Mapa de Bou Arfa

-2-Tren de Bou Arfa a Colomb Bechar.

-3- Descarga Bou Arfa a Colomb Bechar

-4- Vía de Bou Arfa a Colomb Bechar con un guardia Argelino

-5-Paisaje actual de la via.

-6- Vía de BouArfa a Oujda.

-7- José Moya en el campamento.

-8- a la 12 – fotos de los trabajadores en el campo de concentración









































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